Entre mis dedos se desliza tu piel, suave, deseada…
se deslizan mis pensamientos aflorando mis sentidos;te despierto con caricias que alcanzan lo sublime,
repitiendo en tus odios un “te quiero”,
ensimismado en tu hermosura,
llenando tu entorno de paz, de armónica respuesta,
imaginándote eterna,
tiernamente entrelazada en mi cuerpo,
apocada al ansia.
Entre mis dedos resuena el anhelo, la elocuente dependencia
se percibe, se palpa, se denota la entrega;
te deseo y en mi deseo se esconde la razón,
refugio de placer, irrevocable disuasión,
envolvente ímpetu,
llanto y goce que conviven despiertos,
imaginándote rendida,
tácitamente dispuesta, preparada…,
apetitosamente linda,… tierna y bella.
Francisco Arroyo
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