"Arte por un mundo mejor"

domingo, 30 de agosto de 2009

Palacio Errázuriz-Alvear (Museo Nacional de Arte Decorativo)

Hace pocas semanas atrás visité el Palacio, con todo su esplendor de época, pero que aún hoy deslumbra y se levanta imponente sobre la amplia Avenida del Libertador en la ciudad de Buenos Aires. Miércoles 19 de Ago, 2009



Palacio Errázuriz-Alvear (Museo Nacional de Arte Decorativo)



Por Gloria Mariño,
mailto:aguacateyfresas@yahoo.com.ar
Pintora argentina, Buenos Aires, Argentina.-
El Museo Nacional de Arte Decorativo fue creado en 1937; pertenecía a Josefina de Alvear y Matías Errázuriz, junto con una importante colección de arte. Después del fallecimiento de Josefina en 1935, Matías Errázuriz y sus hijos ofrecieron al Estado argentino la posibilidad de comprar la casa junto con la colección de arte, con la condición de que se destinara a crear un nuevo Museo: el actual Museo Nacional de Arte Decorativo.
El edificio es de estilo neoclásico francés de gran auge en la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XX, se pueden disfrutar los muebles de época, pinturas, esculturas y objetos de arte decorativo justifican sobradamente una visita al lugar.
El Palacio Errázuriz Alvear fue construido entre 1911 y 1917 con la dirección de obra de los arquitectos locales Eduardo M. Lanús y Pablo Hary, rodeado de jardines, es una verdadera obra arquitectónica por donde se lo mire.
Todos los materiales, salvo la mampostería gruesa, fueron traídos de Europa. Los revestimientos de madera, espejos, mármoles, carpinterías, fallebas, molduras, llegaron preparados para su directa colocación en obra y para algunas tareas específicas, como la realización de estucos, vinieron artesanos europeos.
El aspecto externo del edificio es imponente, inspirado en el neoclasicismo del siglo XVIII, en especial en las obras de Jacques A. Gabriel artista de la corte de Luis XV.
Convengamos que el neoclasicismo del siglo XVIII se origina en Inglaterra y Francia dos países que habían sido más reacios a los excesos arquitectónicos del barroco, en Inglaterra y Francia, el Rococó fue sólo un estilo decorativo. Volviendo al aspecto exterior del palacio, son visibles cuatro niveles: el subsuelo tiene ventanas que se abren en el basamento; la planta principal está comunicada con el jardín y la terraza por puertas en arco de medio punto, encima de éstas se abren las ventanas que corresponden a los aposentos; ya en el último nivel, detrás de la balaustrada, se ven las lucarnas de ventilación de las áreas de servicio.


Los salones de la planta principal, destinados a las recepciones, fueron decorados en diversos estilos franceses de los siglos XVII y XVIII, abarcan desde el Barroco al Imperio, pasando por los distintos Luis, excepto el Gran Hall inspirado en los grandes salones característicos de la Inglaterra del siglo XVI en la época de la dinastía Tudor.
En los departamentos privados del primer piso es evidente también el gusto por la decoración francesa en los estilos Luis XV, Luis XVI, la excepción es la sala Art Déco decorada por el artista catalán José María Sert. Hace pocas semanas atrás visité el Palacio, con todo su esplendor de época, pero que aún hoy deslumbra y se levanta imponente sobre la amplia Avenida del Libertador en la ciudad de Buenos Aires, en sus jardines la gente toma café, conversa y ya dentro el visitante logra transportarse al esplendor de una época increíblemente fastuosa, gárgolas, pinturas de la Edad Media, esculturas contemporáneas, conviven rodeándonos de una cultura viva, que nos cautiva…
En esta exposición pude visitar una colección privada de grabados, “De Durero a Picasso: Cinco Siglos de Grabado”, así es como se la llamó.

Un grabado de Durero
Se podían apreciar obras del siglo XV, entre otras, de los alemanes Alberto Durero (Albrecht Dürer) y Lucas Cranach; del siglo XVI planchas de Lucas Vorsterman, Teodoro Bry, etc; del siglo XVII Wenzel Hollar, Claudio de Lorena (Claude Gellée Le Lorrain); del XVIII obras del alemán Georges Schmidt; del japonés Utamaro y del español Francisco de Goya y del siglo XIX trabajos de Honoré Daumier, Henri Toulouse- Lautrec y Pablo Picasso. El proceso del grabado que se mostraba en las obras es artesanal: el artista trabaja en la confección de una matriz para poder trasladar al papel su obra cuantas veces desee. Según el material de la matriz difiere el procedimiento a emplear.
En el grabado en hueco el grabador raspa la matriz de metal con el buril -tallado dulce- , o a punta seca, y en las tallas abiertas deposita la tinta para que con una fuerte presión se traslade luego la imagen al papel como en la obra de Alberto Durero . En el grabado en relieve el material clásico es la madera, de allí su nombre de xilografía. En el tallado por medio de ácidos el más clásico es el aguafuerte: el artista coloca sobre la plancha ácido rebajado con agua –aguafuerte- Esta exposición no fue sólo una variada secuencia histórica sino también un homenaje a los artistas grabadores y a su mundo , a la vez que permite ver la evolución de las imágenes y técnicas del grabado entre los siglos XV y XX.