"Arte por un mundo mejor"

sábado, 15 de mayo de 2010

Oscar Gagliano

HISTORIA DE UNA CHICA

La presente historia es una narración a partir de un pequeño relato de Juan Carr en el programa “Basta de todo” [La Metro].
Jimena tiene diecisiete años, llevaba a una vida normal, entre gente normal, hasta que le paso algo que no a cualquiera le pasa. Esa mañana se duchaba para comenzar el día, como todos los días. Desde hace algún tiempo tuvo la extraña sensación, que algo pasaba con su cabello. Hoy lo corroboraba y ahora sí, empezaba a ser una duda, que necesariamente debía compartir con alguien. En lo inmediato fue su madre y ambas coincidieron y vieron como pequeños y grandes mechones de su pelo comenzaban a desprenderse y no solo en la ducha. Pasaron los días y lo que eran dudas, se convirtieron en certezas médicas. Jimena fue consciente de los días y penurias que le esperaban por delante. Una cuestión personal y un campo de dudas, incertidumbres y penurias sociales. Su entorno le sugería soluciones y propuestas que por protegerla, tendían al ocultamiento y el disimulo. Comenzó el tratamiento y la quimioterapia comenzaron a denunciar públicamente que ya era un hecho, que la calvicie denunciaba su estado. Bueno es decir a esta altura, que esta historia terminó felizmente con la curación definitiva. Mientras tanto, ante la sola mención de faltar a la escuela, para ocultar su imagen, Jimena tomo plena conciencia que en sus cortos diecisiete, había algo que tenía claro, hacer frente su problema, aunque tuviera que luchar con el que dirán y los prejuicios. Llego el día de enfrentar a sus compañeras de clase, luego de las consecuencias del tratamiento. Colegio de mujeres, fachada antigua y una sociedad cargada de prejuicios. Hasta allí llego Jimena, en remis, ya que su fortaleza no le alcanzo para además de todo, enfrentar viajes en colectivo. Debía enfrentarlas, aunque era suficiente con entrar en esa clase. El remis se detuvo, estaba allí y no podía volverse atrás. Eran tres escalinatas, cada una más pesada que la otra. El viento azotaba desde atrás, su suave pelada. Mujeres, chicas adolescentes preparadas o no para aquella imagen quería, tenía que enfrentarlas, aunque ni siquiera imaginaba, como y que pasaría luego. Largo y frio pasillo, llegaba intencionalmente tarde, aunque también esto estaba previsto, al menos era una forma de que fuera todo mas aliviado de esta manera, estar informados apaciguaba las cosas. El picaporte estaba frio, aunque podría ser solo una sensación. Abrió la puerta y entonces, lo inesperado, de todas las cosas posibles era la única que nunca se le habría ocurrido que podría pasar. Sus compañeras, treinta y cinco compañeras de aquel curso, todas peladas.

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